Un policía londinense muy recto y formal es enviado a la remota isla caribeña de Saint-Marie para resolver el asesinato de un compañero policía británico, encontrado muerto en una habitación completamente sellada.
La comandante Raphaëlle Coste acude al servicio de archivos judiciales de la policía para una de sus investigaciones. Allí conoce a una joven tan brillante como confusa, Astrid, que padece el síndrome de Asperger.
Touré, un inmigrante guineano asentado en Bilbao, se gana la vida como improvisado detective resolviendo casos que afectan a los vecinos del barrio. Su pericia, intuición y particular sentido del humor hacen que se gane la confianza de la Ertzaintza.